¿Atascado en un brainstorming? Piensa en la peor de las ideas posibles

El brainstorming es la más conocida de las técnicas de generación de ideas. Explicarla es mucho más fácil que aprovechar todo lo que puede hacer por ti. Se habla mucho de ella (puedes ver más en este vídeo que creamos en Design Thinking España) pero no son tantos los que la disfrutan y aplican correctamente.

Algo habitual que puede pasarte en un brainstorming es que te sientes bloqueado, o que estás diciendo las ideas de siempre. También puedes sentirte presionado al ver que ninguna de las que se te ocurren parecen lo sufcientemente buenas como para dar respuesta al reto planteado.

Existen muchas técnicas y herramientas de las que puedes servirte para afrontar estas situaciones. De todas ellas, voy a hablarte de una que creamos en Design Thinking España, a la que llamamos «La peor de las ideas posibles». Y de lo qué puede aportarte, y de qué manera, la utilización de esta técnica.

En qué consiste la técnica de La Peor de las Ideas Posibles

Esta técnica consiste en pedir a los participantes de un brainstorming que piensen, como idea para su reto, la peor de todas las posibles que se les ocurran. Para ello, además, se les insistirá en que no se pongan ningún tipo de limitación o freno a todas las ideas que les vayan surgiendo, recordándoles que estamos en un momento de divergencia.

Puedes utilizar esta técnica en cualquier punto del proceso. Pero es especialmente útil en estas situaciones:

* Siempre que veas que los participantes se encuentran demasiado tensos, no se lo están pasando bien y no se siente animados para tener ideas.

* Cuando los asistente al brainstorming tienen una buena predisposición, pero necesitan de algún estímulo que les permita ver más allá de las ideas habituales.

* Como calentamiento para el Brainstorming.

Veamos ahora las claves más importantes y la forma en la que puedes aplicarlo en cada caso.

La técnica de La Peor de las Ideas Posibles para distender y hacer más divertido y creativo un brainstorming

Un brainstorming puede generarte tensión por distintas razones. Quizás porque lo estáis utilizando para tratar de resolver un reto muy importante dentro de la empresa. O porque te incomoda decir ideas en alto frente a los demás. Sea cual sea el caso, lo puedo entender perfectamente, y también puedo decirte que no existe mejor remedio para estas situaciones que conectar con un sentimiento y actitud de disfrute durante el proceso.

Si aprendes esta técnica y te lanzas a ponerla en práctica, debes contar con un facilitador, que puedes ser tú o alguien externo a la organización. Sea cual sea el caso, será la persona encargada de dinamizar el brainstorming, diseñarlo e incluir todos aquellos estímulos que faciliten la generación de ideas diferentes y de valor para el usuario al que se dirigen.

Contrata tu facilitador

Una vez aclarado esto, veamos el primero de los ejemplos. Imagínate que tú eres el facilitador y pides al grupo que piense vaya diciendo la Peor de las Ideas Posibles que se le ocurran. Entonces, podrá sucededer lo siguiente:

– Algunas ideas son tan deliberadamente malas que resultarán graciosas y divertidas al grupo.

– Cualquier persona se sentirá libre de decir algo que puede estar mal porque, precisamente, eso es lo que se le pide.

– La complicidad de los participantes aumentará y también la confianza al darse cuenta de que no pasa nada por decir cualquier idea.

No dudes en utilizar ésta u otras para fomentar el pensamiento innovador en las personas de tu equipo. Haciendo, entre otras cosas, que se sientan más cómodas y dispuestas a decir el mayor número de ideas posibles dentro del brainstorming.

Facilitar el pensamiento fuera de la caja de los participantes de un brainstorming a través de la técnica de La Peor de las Ideas Posibles

Pensar fuera de la caja es indispensable para generar ideas innovadoras y con impacto

Ya hemos visto la primera utilidad de esta técnica: aumentar la confianza de los participantes a un brainstorming y hacer que se lo pasen bien. Vamos a ver ahora otro de los objetivos que puedes conseguir: fomentar el pensamiento fuera de la caja entre las personas de tu equipo.

En mis facilitaciones de procesos creativos dentro de empresas, he visto a personas muy tensas a la hora de idear, pero también a otras muy interesadas que, sin embargo, no abrían la perspectiva.

En estos casos, también podrás utilizar la herramienta de La Peor de las Ideas Posibles. Con ello, conseguirás:

* Ampliar el espectro de pensamiento de los participantes, que se darán cuenta de que existen múltiples vías para llegar a distintas ideas.

* Desbloquear momentos de silencio ayudándoles a seguir con la misma actitud curiosa y positiva.

* Mostrarles que pueden apoyarse en ideas, por malas que sean, para generar otras que sí parecen más prometedoras.

La técnica de La Peor de las Ideas Posibles como calentamiento para un brainstorming creativo

Ahora que has visto todo lo que puede hacer esta técnica por ti y tu equipo, es hora de hablarte de sus posibilidades como «abridor» de un brainstorming.

Es importante que, siempre que lleves a cabo un proceso de brainstorming, hagas un calentamiento. Existen diferentes formas de hacerlo, de las que te hablaré en otra entrada de blog. Los propósitos, en todos los casos, son los mismos:

1) Generar la mayor predisposición y facilidad posible de los participantes para tener el mayor número posible de ideas.

2) Conseguir que los participantes formulen, al menos, un 20% de ideas locas que les empujen o inspiren para resolver el reto maneras distintas a las habituales.

Como podrás imaginar, calentar con la técnica que estamos viendo en esta entrada de blog cumple con los dos propósitos a la perfección. Y cuenta con todos los beneficios mencionados en los otros casos, ya que sirve tanto para participantes «enchufados» que quieren salir fuera de la caja como para aquellos que afrontan el brainstorming con tensión y desconfianza.

Prueba a utilizar esta técnica como abridor de calentamiento de un brainstorming, y luego me cuentas 😉

Ejemplos de Peores Ideas Posibles

Desde que empecé a entrenar la creatividad de las personas, me di cuenta de que no hay nada mejor que predicar con el ejemplo a la hora de pedirlas que no tuviesen miedo, dijesen cualquier idea que se les pasara por la cabeza en un brainstorming y se convencieran de que, la única idea mala, es aquella que no se dice.

Para ser coherente con ello, y con esta entrada de blog, voy a darte ejemplos de las Peores Ideas Posibles que se me ocurren para un reto. Y después te demostraré que, de esas malas ideas, pueden surgir otras diferentes e interesantes.

Ejemplo de Peores Ideas Posibles para el reto: «¿Cómo podríamos fomentar la creatividad en los procesos de trabajo de una oficina?»

De las malas ideas siempre pueden surgir otras buenas. Lánzate a decirlas y te sorprenderás del resultado.

Aquí va mi lista con algunas ideas para este reto. ¿Se te ocurren otras peores?

* Diciéndole a todo el mundo que una idea es mala aunque sea buena y pidiéndole que pague 10 € cada vez que se le ocurre una.

* Haciendo exactamente lo mismo todos los días.

* Pintando de gris todas las paredes y elegiendo los cuadros y posters más aburridos del mundo.

* Diseñando un proceso que sea siempre exactamente igual y que no permita que a nadie se le ocurra algo distinto.

* Haciendo un concurso que premie a la persona más seria de la oficina, convirtiéndola en empleada del mes si no se ríe en ningún momento. Y premiándola con el juego más aburrido y menos creativo del mundo.

¿Qué te parece las ideas? ¿Suficientemente malas? ¿Se te ocurre alguna peor? Ahora, vamos a ver qué ideas que respondan al reto»¿Cómo podríamos fomentar la creatividad en los procesos de trabajo de una oficina?» pueden surgir de éstas que hemos formulado:

1) Haciendo una hucha gigante de buenas ideas, en forma de cerdito iluminado en la que los jefes de departamento echen 2 € cada vez que escuchen una buena idea dicha por alguien de su equipo.

2) Pidiendo a los empleados que, al menos durante 5 minutos al día, hagan algo completamente diferente o lo piensen y escriban algo distinto que les gustaría hacer.

3) Involucrando a todas las personas de la empresa en la decoración y colores de la oficina.

4) Pidiendo a los empleados que, esté bien o no un proceso, escriban cada semana formas en la que se les ocurra que podría mejorarse.

5) Haciendo una liga de «concursos de serios» en los que participen todas las personas de la oficina, que tenga como premio un viaje u otro estímulo. Y en el que los participantes tengan que pensar en estrategias para hacer reír en un minuto a su contrincante, con el que se verán cara a cara.

Detecta de forma creativa lo que está mal y estarás más cerca de encontrar de forma creativa lo que está bien.

La paradoja de esta técnica: consiguiendo las mejores ideas posibles gracias a haber pensado en las peores.

Como te habrás dado cuenta (esto no quería desvelártelo al principio del post) dar la vuelta en su totalidad o en alguna medida a Las Peores Ideas del Mundo nos permite acercarnos a la generación de buenas ideas. ¿La razón? Si detectas de forma creativa lo que está mal, estarás más cerca de encontrar de forma creativa lo que está bien. El antídoto de una muy mala idea es, en sí misma, una idea válida y probablemente muy interesante y útil.

Además de todo esto, recuerda que cuánto más ejercites la creatividad en tu día a día, más fácil será después que fluyan las ideas en un brainstorming. O que se te ocurran más y mejores cuando te enfrentas a un reto. La creatividad es como un músculo, y te aseguro que es muy agradecido si lo entrenas.

Por eso, te invito a poner en práctica esta técnica y todas las que te vaya mostrando no solo en un brainstorming. Utilízala también cuando vayas por la calle, o en momentos en los que dispongas de un hueco para ti. E imagina, por ejemplo: ¿Cuál sería la peor idea del mundo para pasar unas vacaciones en familia? ¿y para desarrollar un proyecto profesional ajeno a mi empresa? ¿Y para aumentar mi productividad en el trabajo?

No te lo tomes demasiado en serio al principio. Piensa sobre todo en divertirte, y recuerda, pensar una idea no quiere decir ponerla en práctica. Date permiso para ampliar la perspectiva y pon en forma tu músculo creativo. Obtendrás resultados y buenas ideas antes de lo que crees.

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